En el bocho azul atravesábamos el lago llano de luna y de risas, muertas de frio, felices comiendo nachos, poco racionales nos entregábamos a la aventura de llevar flores a hurtadillas a los amores que ya no tenían remedio, pero que aun así nos tomábamos la concesión de poner el sabor amargo del avandono. Regresábamos para tumbarnos en la cama ver el techo y continuar con nuestras historias de desenlaces inesperados pero deseados en el fondo. Pasaron los días difíciles por nosotras y nosotras pasamos de los días difíciles, nos encontrarnos con el amor otra vez y la complicidad en los tiempos nuevos.
Aze gracias por la humildad y el amor.
